Conducía un coche de lujo y, cuando a causa de su imprudencia se rompió el parabrisas del de Jackie Muiholland, en compensación por los daños le prestó un coche nuevo y reparó completamente el de ella.
Jackie no sabía qué hacer con aquel hombre. La exasperaba, la desconcertaba y la empujaba a hacer cosas que, normalmente, jamás haría.
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