Adam
Cazell vivía a toda prisa...pero se detuvo en seco en cuanto vio a
Rosalie James. Para el resto del mundo, era una mujer bella y
sofisticada que tenía controlada su vida; sólo Adam podía ver la
vulnerabilidad que escondía... Aquella semana en la mansión de Adam no
era más que un trato práctico... pero desde luego Rosalie no tenía la
menor intención de aceptar sus increíbles proposiciones. El problema era
que no había contado con sus dotes de persuasión. Un sexy magnate millonario era el último hombre al que ella confiaría sus secretos.
Publicar un comentario