Su propia pasión la estaba castigando...
El
magnate griego Sebastian Kouros creía saberlo todo de Rachel Long: era
una intrigante que sólo quería el dinero de su familia y no merecía nada
de él.
Rachel
había acudido a la isla de Sebastian a reclamar su herencia... y aunque
entre ellos había un evidente antagonismo, también había surgido una
arrolladora química sexual. Pero cuando Sebastian se llevó a Rachel a la
cama, resultó que ella no era tan inexperta como afirmaba ser. Quizá
había llegado el momento de convertirla en su amante y después
abandonarla...
Pero en realidad Rachel sí estaba diciendo la verdad...
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