Sólo podría acostarse con ella si se casaban.
En cuanto el empresario Jace Dimitriades conoció a Rebekah surgió entre ellos una atracción incontenible. Jace era consciente de que las mujeres lo encontraban irresistible y seguramente Rebekah no sería ninguna excepción...
Entonces ¿por qué no recibía de ella otra cosa que antipatía? A Rebekah, Jace le parecía terriblemente sexy... ¡ese era el problema precisamente! No podía dar rienda suelta a sus sentimientos por temor a que su corazón volviera a resultar herido.
Jace estaba empeñado en demostrarle a Rebekah que él era diferente, pero parecía que la única manera de hacerlo iba a ser pedirle que se casara con él.
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