El
príncipe Conrad de Beloria acudió a Nueva York a presidir un banquete
en honor a su familia, pero su reputación de mujeriego lo precedía.
Todas y cada una de las mujeres solteros de la ciudad querían
acompañarlo al baile. Pero, para disgusto de su madrastra, el guapísimo
príncipe sólo tenía ojos para una mujer... La recepcionista de hotel
Lily Tilden no era precisamente la mujer con la que se esperaba que
saliera un príncipe, pero Conrad quedó automáticamente prendado de su
belleza y de su inteligencia. Así que Conrad iba a necesitar toda la
fuerza de su noble legado para cumplir sus obligaciones como príncipe
sin ir contra los deseos de su corazón... Aquello era como vivir en un cuento de hadas...
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