La
familia de Nikki Winfield creía que tenía una tienda con mucho éxito y
que estaba casada con un médico, pero en realidad era una artista del
tatuaje con ciertos problemas a la hora de comprometerse. Cuando una
urgencia familiar la obligó a volver a casa, se dio cuenta de que tenía
que encontrar un marido a toda prisa. Fue entonces cuando pensó en el
dentista Hollister Marx, al fin y al cabo un dentista era un médico,
¿no? Y además él le debía un favor. El problema surgió cuando los besos
de su supuesto marido empezaron a hacerse demasiado reales.
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