Según
Kate Bradley, los hombres guapos y temerarios no eran buenos maridos.
Pero eso no le impedía fantasear con Striker Kozlowski, el marine a
quien había adorado en secreto desde los diecisiete años. Ahora, tenía
que asegurarse de que Striker cumpliera la voluntad de su abuelo... y de
mantener ocultos sus verdaderos sentimientos. La intención de Striker
no había sido volver a Texas ni que lo encerraran en una sala con una
hermosa princesa de hielo que lo hacía sentirse como un recluta
nervioso. Podía cumplir las misiones más peligrosas, pero ¿podría correr
el mayor riesgo de todos... amando? Los marines no eran su tipo... o al menos eso se decía a sí misma.
Publicar un comentario